Quiero destacar que disfruté muchisímo al escribir éste artículo espero que ustedes también.
Amanecer
Como todas las mañanas, luego de desayunar con mi abuela y preparar mi vianda, salgo silbando bajito hacia mi trabajo.
El sol se despereza y sus tibios rayos se cuelan entre los edificios tocando a los árboles como la mano de una madre acaricia a su hijo para despertarlo.Como todas las mañanas, luego de desayunar con mi abuela y preparar mi vianda, salgo silbando bajito hacia mi trabajo.
Las palomas anuncian un día caluroso y los gorriones, entre el follaje juegan y chinchorrotean como niños de jardín de infantes en recreo.
Las sombras, lentas en su andar, van dejando paso a la claridad y esta me muestra las caras de sueño de quienes como yo se dirigen a comenzar su jornada, una sonrisa se me escapa al pensar que yo debo verme igual.
Una suave y fresca brisa ingresa por mi nariz llenando por completo mis pulmones, suave, refrescante, limpio, cristalino, sensaciones que se me cruzan por la cabeza. Un árbol de delicadas florecillas violetas parece sentir lo mismo ya que me pareció ver como su copa se ensanchaba al igual que mi pecho.
Violeta y verde lindo contraste al gris de la ciudad.
El agua se deja oír correr, los encargados de edificios salen todos casi al unísono para baldear las veredas.
Agua, flores, aves, aire, de repente se me hiso a la idea de un paisaje feng shui.
Llego a la avenida y un insolente rayo de sol se clava en mis ojos ¡DESPERTATE! me está diciendo. si, si, estoy en eso.
El transito todavía es tranquilo y sin estridencias. El simpático muñequito color blanco del semáforo me invita a cruzar, a mitad de trayecto el muñequito comienza a enojarse titilando enrojecido, mejor me apuro.
Continuo mi andar, un aroma a pan y facturas recién horneados me envuelve, me seduce y frente a mi la vidriera iluminada como un carnaval muestra galletas, masas y tortas. "tranquilo fiera, tu novia te puso a dieta..." agacho la cabeza y sigo mi camino.
En la otra esquina, el canillita en su puesto de diarios acomoda los suplementos dentro del periódico y los repartidores muñidos de sus carritos y sus tupidos llaveros están prontos a iniciar sus recorridos por los edificios del barrio.
Los manequies de las tiendas de ropa parecen saludar a todos los que pasan frente a ellos pero nadie les devuelve ni un gesto salvo yo "Te ves Preciosa hoy" quiero imaginar que me sonríe pero no tiene cabeza.Ya hay más gente en la calle, el gruñir de las cortinas anuncian la apertura de los comercios y una veintena de personas en la parada del colectivo me dicen que otra vez voy a viajar parado.
La ciudad a despertado ¡Buen día para todos!